Antes las navidades no eran tema. En realidad no me gusta que sea “un tema” porque me trae conflictos internos, morales, sociales, familiares y muchos etcéteras. Si la navidad no me importara tanto y el año nuevo tampoco, quizás esto sería menos conflictivo. Pero para mí, ambas fechas son para estar en familia, en la intimidad del hogar, porque así había sido siempre.
Que lata. Estas son las situaciones en que uno desearía tener una familia “normal” para no tener que decidir o estar forzado a decidir por algo que no quiere.
Claro, también la sensibilidad inexplicable de esta época me afecta bastante. Aun que no, no es ese el motivo. Qué desagrado tener que compartir con gente que no te interesa, que desagrado que sea en el año nuevo y tener que abrazar a la gente que con cuea le sabes el nombre. Yo no quiero en realidad, pero qué voy hacer?
Maldita boca que calla.
Qué desagrado esta época para nosotros ¿Qué nosotros? Para mí el nosotros es distinto. Mi familia es la que es de mi sangre, con la que nací y me crié, no necesito compartir fechas importantes con gente que no es de mi familia y menos a la chucha del mundo donde no puedo escapar.
Ese nudo que aprieta, maldita molestia. Y eso que he ido progresando con mi expresión, pero me falta como para decir NO, no quiero, en realidad no quiero pasar el año nuevo allá, no quiero tener que decidir algo donde la respuesta ya está clara.
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