Tengo una tía que se llama Mirella, que en realidad no es
una simple tía, si no que es mi tía abuela. Esta tía tiene como 80 años y no es
la típica señora de edad que anda a duras penas.
La tía Mirella (que de cariño le decimos Miren-la xD) vive
con su esposo, un viejo gruñon y machista y sus dos hijos mamones de 40 años
que todavía viven con ellos.
Lo bacán de esta tía, como decía antes, es que ella es muy
especial. Yo la definiría como una vieja chora.
La casa en donde vive su familia,
es de ella, se la compró cuando era joven y soltera. Estudió cuando joven en
Santiago para ser modista y hasta el día de hoy nos arregla la ropa y la deja
como nueva.
La tía MIrella tiene facebook, hace yoga, le gusta lo
místico y ahora anda en búsqueda de descubrir los misterios de la glándula
pineal (que según ella era la "médula espinal" hasta que se lo dijimos). La tía Mirella tiene secretos de la naturaleza para todo (de verdad que
para todo). Si le duele la guata: agüita de palto, si está resfriado : pique
cebolla con leche y se toma tres cucharadas y el mejor de todos, el remedio para los orzuelos: pasarse el
potito de una mosca. Un clásico.
Siempre que uno le pregunta a la tía cómo está, te responde
que “más o menos”, nunca está bien. Pero a pesar de eso, siempre anda
preocupada por los demás, a pesar del viejo gruñón que tiene como marido, ella
es seca.
Para el problema al corazón que tiene, toma un agüita con
unas yerbas que le receta un doctor naturista shuper loco y además, va al doctor “normal”.
Lo otra bacán, es que en su casa uno puede encontrar de todo.
Desde los productos Avon que tiene guardado en mil cajas, hasta ropa de los años 30. (Quizás de ahí mi afición por guardar todo).
Hay tanto cachureo en esa casa, que el día del terremoto, no pudo salir de su pieza porque quedó atrapada por las
cajas que tenía encima del closet y se cayeron. Pero todas esas cosas sirven, no se
pueden botar.
La tía tiene las fotos de mi bisabuela, las fotos antiguas
de la familia, las joyas de la tía “ no se cuanto”, pero ella lo tiene todo. Su
casa es un verdadero caos que sólo algunos podemos apreciar como si fuera un
tesoro.
Cuando uno va a verla, seguro tiene para conversar mínimo
una hora. Siempre es agradable conversar con la tía porque tiene una historia
para todo (historias de verdad, no inventadas), incluyendo la más novedosa de
su viaje a Isla de pascua por casi un mes (y ahí es cuando uno dice
“¡¡Miren-La!!! ). Para salir de la conversación es más complicado, primero le dices: ya, tía, me voy. Luego conversar un rato más. Luego lo vuelves a decir y te acomodas en el sillón. Al rato después te acuerdas que te estabas por ir, pero que por la conversación entretenida te olvidaste. Entonces vuelves a decir “ya, tía, me voy” pero ahí te paras del sillón con ánimos de irte. Ahí vienen unos cinco minutos de conversación frente a la puerta de la casa. Luego dices lo mismo y finalmente sales de la casa, no sin antes conversar un rato apoyado en la reja de la calle.
La tía Mirella, era muy amiga de mi abuelita, ambas tuvieron “restricción de salir” impuesta por
los maridos. Mi abuelita obedeció, la tía no. Ambas se juntaban a conversar y a
tomar once en la tarde, a veces se dedicaban a cocer en la máquina de mi
abuelita.
Cuando se murió mi abuelita, la tía se veía normal. A todos nos
parecía extraño, la tía andaba preocupaba de nosotros y hasta sonrió en algunos
momentos por ver a aquellos familiares que no veíamos nunca. Cuando llegamos al
cementerio, la tía lloró. Lloró y se tapaba la boca moviendo la cabeza en
negativa. No lo podía creer, se le había ido la cuñada, la amiga, la “meche”.
Todos lloramos, llorábamos desde antes, pero en ese momento lloramos también
por ella. A ella también se le estaba yendo una parte de su ser.
Cuando se murió mi abuelita, todos quedamos tristes. La
tristeza y las ganas de tenerla con
nosotros no se pasarán. Lo único que nos consuela es que la tía es como nuestra
segunda abuela y ahora nuestra abuela postiza.
PD: hace un tiempo escribí sobre una tía que estaba
embaraza. Nunca conté que esa tía perdió al bebe a los dos meses de embarazo.
Hoy me enteré, que mi tía, luego de dejar de pensar en el embarazo y pensar
seriamente en la adopción, está embarazada de casi tres meses. Qué felicidad,
creo que en todo el año no me había sentido tan feliz. Qué felicidad para todos, ahora todos tenemos
un sentido más seguir poniendo todo el empeño para ser mejores y felices,
incluso mi tata.. ¿ve? ahora tiene un motivo para seguir viviendo… al igual que
todos nosotros. Daría lo que fuera para que todo resulte bien con ese bebe.
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