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Mostrando entradas de diciembre, 2010

mi abuela

Manuel Tapia, su tío, la alejó a los 7 años de edad del lado de su madre. La subieron a una carreta con una pequeña bolsa con algo de ropa. Dejó atrás el campo para llegar al pueblo. ¿A dónde iba sola a tan corta edad?. Iba a la casa de los turcos, los famosos turcos de Llay-llay. Tenían plata y muchos hijos. Por lo mismo, necesitaban a alguien que los ayudara a criar a los pequeños. Ahí llegó, sola. No sabía que ese día marcaría toda su vida y la dejaría así como está ahora. Viviendo en otra época, volviendo una y otra vez al pasado que la marcó, al pasado que recuerda. Tuvo que criar a esos niños al mismo tiempo que se criaba a ella misma. Era tan pequeña ¿Cómo iba a trabajar en algo así? ¿Cómo se les ocurre alejar a una niña de sus hermanos sin darle alguna explicación? Aprendió tantas cosas… a hacer niños envueltos y otras comidas que le enseñó la turca. Que al fin y al cabo no era tan mala, el problema era que ella no debía empezar a trabajar a tan corta edad, sin zapatos, s...
Es verdad eso de que las artes nos hacen seres más felices. Yo me siento feliz cuando bailo. Como que la sonrisa me nace sola porque lo disfruto, no porque sea necesario sonreír. Es algo que no puedo dejar de hacer, toda mi vida he bailado y, si bien es cierto no soy la mejor, es algo que me gusta demasiado como para dejar de hacerlo. Agradezco a mis papás también por haberme fomentado el baile, yo sé que ellos se sienten orgullosos y se nota porque me apoyan y le dicen a toda la gente que yo bailo. Una señora, amiga de la familia llegó el otro día a la casa y dijo: ay! Que está bonita esta chiquilla!!! Y mi papá le dijo: si, es que sabes lo que pasa? Es que la pauli está en un grupo folclórico de su universidad y por eso se mantiene bien- Esa onda-. Yo no sé que tanta influencia física tenga el baile en mi, pero si sé que me hace sentir viva, viva porque se siente eso que se baila, es como transformarse en las notas de la canción y dejar de existir en las cosas banales de la vida....
Antes las navidades no eran tema. En realidad no me gusta que sea “un tema” porque me trae conflictos internos, morales, sociales, familiares y muchos etcéteras. Si la navidad no me importara tanto y el año nuevo tampoco, quizás esto sería menos conflictivo. Pero para mí, ambas fechas son para estar en familia, en la intimidad del hogar, porque así había sido siempre. Que lata. Estas son las situaciones en que uno desearía tener una familia “normal” para no tener que decidir o estar forzado a decidir por algo que no quiere. Claro, también la sensibilidad inexplicable de esta época me afecta bastante. Aun que no, no es ese el motivo. Qué desagrado tener que compartir con gente que no te interesa, que desagrado que sea en el año nuevo y tener que abrazar a la gente que con cuea le sabes el nombre. Yo no quiero en realidad, pero qué voy hacer? Maldita boca que calla. Qué desagrado esta época para nosotros ¿Qué nosotros? Para mí el nosotros es distinto. Mi familia es la que es de...